Domingo de Reflexión: MascaradasLas mascarillas nos han obligado a quitarnos muestras caretas.
¡Por fin nos vemos las caras!
De inmediato notamos el hedor flotando en el ambiente. El muerto sigue aún, de cuerpo presente. Todo estaba atado y bien atado.
Prueba de ello:
Calles y plazas siguen escupiendo odio, vanidad y fatuidad mientras en las cunetas florecen las flores de la injusticia. Verdugos y asesinos se van de rositas o/y reposan, a sus anchas, en mausoleos y catedrales. Sólo tuvieron que ponerle color a los grises y “encalar” la “brigada político social” (BPS) para que las cloacas del estado no dejen de apestar. Jueces de los “tribunales de orden público” (TOP), al convertirse en “demócratas” en tan poco tiempo, no tuvieron la posibilidad de lavarse las manos.
No es fácil legalizar un golpe de estado imponiendo una monarquía aunque esté bendecida por la iglesia. Una iglesia sin caridad, sin principios, casi sin fe… anclada en un pasado demoniaco y cuyos miembros siguen clamando: “Dejad que los niños se acerquen a mí”.
Da rabia que sigamos en las mismas, medio siglo después. Da miedo constatar el mundo sin cultura que le vamos a dejar a nuestros hijos. Da repelús observar como defienden, mantienen, casi patrimonializan la corrupción a golpe de martillazos, aforamientos y corona.
Da pena ver a lacayos abrillantando las botas que los oprimen. Da vergüenza ajena comprobar que tantos patriotas de bandera, de pelo en pecho y armas tomar aplauden por la tarde y despiden por la mañana, eso sí, con corbata negra.
Da risa escuchar, en pleno siglo XXI, a un señor presidente de una universidad Valenciana difundiendo su teoría conspiratoria de “El demonio y los abortos”.
Por otro lado es una alegría comprobar que existe gente buena.
Gente sana, gente solidaria dispuesta a arrimar el hombro, a ayudar a los más necesitados, a los desfavorecidos… en definitiva: A convivir en sociedad, unidos frente a la adversidad. Gente orgullosa de sus sanitarios, científicos, funerarios, personal de limpieza, reponedores, trabajadores del campo (muchos de ellos negros, moros, sin papeles, explotados y confinados en barracones inmundos) dignos de los más grandes elogios y de ser valorados como se merecen. Gente que defiende una sanidad pública y universal.
Por cierto: ¿Se sabe algo del famoso hospital que tienen previsto construir en nuestra zona? ¿Tendrá nuestro pueblo, algún día, servicios de urgencias y ambulancia en todo el término?
