Andaluzía y los andaluces sufrimos con especial intensidad los
efectos de la actual situación económica. Aunque afecta a todos los
ámbitos de la sociedad, no es menos cierto que el tema de la pobreza
extrema, de las necesidades básicas de subsistencia de un número
muy elevado de personas de Andalucía es un problema que debería
ser prioritario.
El producto interior bruto per cápita andaluz en 2005 era de
16.300 euros. En 2013, tras la supuesta debacle económica, fue de
16.666 euros. Por tanto, tras la supuesta crisis, en Andalucía existe
más riqueza que la existente en 2005. Por tanto, es evidente que más
que problemas de producción o renta, el fondo del asunto está en su
distribución. Y es que cada vez queda más clara la situación: esta
crisis está siendo aprovecha por los ricos para apropiarse de más
riqueza, aumentando hasta niveles inaguantables las cotas de
desigualdad e injusticia social.
En este sentido, medidas como una renta básica individual,
incondicional, irrevocable y universal son útiles para luchar contra la
desigualdad y la pobreza. Así, desde Asamblea de Andalucía
apoyamos este tipo de medidas pues se trata de iniciativas que
responden a una lógica diferente a la del capitalismo destructor de
los pueblos, de la dignidad de las personas y de la naturaleza. Esta
medida encaja perfectamente con el objetivo presente en nuestro
manifiesto de avanzar hacia un horizonte postcapitalista de igualdad
entre las personas y los pueblos, de devolución del poder a estos, de
garantía de los derechos humanos tanto individuales como
colectivos, de solidaridad, de justicia, de respeto a la naturaleza y de
potenciación de nuestra cultura.
En Andalucía existe riqueza más que suficiente para que
ninguna persona tenga problemas de subsistencia, por lo que es
necesario poner en marcha instrumentos que, como la renta básica,
la distribuyan. Entendemos que sin la satisfacción de las necesidades
básicas de la gente cubierta, es radicalmente imposible el logro de
una Andalucía Libre formada por hombres y mujeres libres.